Desde la época de los multimillonarios patrocinios de las tabacaleras a los actuales convenios con empresas de tecnología, la Formula 1 se ha transformado en uno de los mayores aparadores del mundo.

Es uno de los deportes más vistos en todo el mundo. Con carreras en 20 naciones y televisados en los cinco continentes, la Formula 1 es uno de los mayores escaparates para las marcas patrocinadoras. Hablamos de al menos seis horas de deporte en cada una de sus rondas y un impacto que se multiplica gracias a la cobertura en medios impresos y electrónicos alrededor del globo… y en todos los idiomas imaginados.

La Formula 1 y sus más de 50 toneladas de equipo viajan alrededor del mundo durante 24 fines de semana, lo que supone un gasto millonario para los equipos, y por ello es que los patrocinadores son pieza indispensable y fundamental para la celebración del Campeonato Mundial, al monetizar a los equipos y serie, tanto para cubrir los gastos de transportación, realización de cada Gran Premio, como para realizar el pago de salarios de los pilotos y miembros del equipo.

Desde los 60s, cuando la mayoría de los patrocinios radicaban en la industria tabacalera (única capaz de sostener el crecimiento del deporte) a la actualidad, cuando las empresas de tecnología se convierten en el gran apoyo de los equipos, el patrocinio no sólo radica en un aspecto de mercadotecnia, sino que se convierte en la piel del deporte.

Si se pregunta a los fanáticos por sus autos preferidos, siempre lo relacionarán con el diseño de pintura y las marcas principales que aparecen en el monoplaza. Así, vendrán recuerdos del Lotus negro con dorado, del McLaren rojiblanco o del BAR bicolor (de un lado era blanco y del otro azul).

Es tal la relevancia de las marcas en los fanáticos que incluso después de la prohibición tabacalera en el deporte, las empresas de ese sector continuaron con el apoyo económico a varios equipos, dejando la zona de patrocinio en el monoplaza con un cuadro del color del producto.

En 2024, únicamente en los autódromos y circuitos se dieron cita 5.4 millones de aficionados con boleto pagado, y cada uno de ellos, con un piloto o auto preferido. En cuanto a la televisión, se estima que 1.5 billones de espectadores en 180 países, siguen la serie. Pero es tal la importancia de los patrocinadores, que esos impactos aumentan exponencialmente, pues más allá de poner el nombre de la marca en el auto, crean elaboradas campañas de publicidad que permean a redes sociales y anuncios en medios tradicionales y electrónicos.

En México, por ejemplo, los patrocinadores de Sergio Pérez utilizan la imagen del subcampeón mundial en sus campañas en restaurantes, tiendas de conveniencia, anuncios en los cines, talleres de autos, radio, televisión e internet. El impacto se multiplica sin precedentes y ha permitido el crecimiento del deporte.

Más de 300 marcas son patrocinadoras de la Formula 1, los Grandes Premios, equipos y pilotos, lo que les ha ayudado a amplificar su mensaje entre los aficionados. Únicamente en 2024 hubo un ingreso de 40 marcas a la serie, lo que comprueba que la categoría es uno de los mayores aparadores en el mundo deportivo.

Es tal la trascendencia de los patrocinadores que algunos de ellos han crecido a la par de la serie y pasaron de ser apoyo a los equipos, hasta poseer una escudería, como el caso de Red Bull, que ingresó al deporte en 1995 de la mano de Sauber y hoy tiene dos escuadras, con campeonatos mundiales de pilotos y de constructores; o de Mercedes, que se transformó de surtidor de motores a una de las escuderías más poderosas y ganadoras.

Incluso, muchas de las empresas de tecnología patrocinadoras de equipos se han integrado con algo más que el apoyo económico y brindan soluciones para mejorar el desempeño de los autos. Ya sean empresas de lubricantes, de software o de comunicaciones, cada fin de semana hacen de la Formula 1 su laboratorio de pruebas.

Es por ello que no se puede imaginar una Formula 1 sin patrocinadores (o viceversa), pues su impacto trasciende el aspecto monetario al convertirse en socios de crecimiento, desarrollo tecnológico, colaboración logística y difusión del deporte motor. Y sí, al nombrar a nuestro piloto favorito, lo recordamos en un auto que luce marcas que se convirtieron en sinónimo del nombre de cada escudería.